La autoestima, es la percepción que tenemos de nosotros mismos. Abarca todos los aspectos de la vida, desde lo físico hasta el interior, es la valoración que hacemos de nosotros mismos que no siempre se ajusta a la realidad y esa valoración se forma a lo largo de toda nuestra vida. Lo que pensamos que los demás ven en nosotros, es crucial para determinar nuestro grado de autoestima. Entramos en el terreno de la seguridad y la confianza en uno mismo. El refuerzo positivo o negativo desde los primeros pasos de nuestra vida va a ser fundamental para nuestra seguridad emocional en el futuro.

La autoestima alta

Llamada autoestima positiva, es el nivel deseable para que una persona logre sentirse satisfecha en la vida, sea consciente de su valía y de sus capacidades y pueda enfrentarse a los inconvenientes que se presenten en la vida cotidiana, con la firmeza que los casos ameriten. 

La autoestima media o relativa

Supone cierta inestabilidad emocional. Si bien en algunos momentos la persona con autoestima media se siente capaz y valiosa, esa percepción puede cambiar al lado opuesto, al sentirse totalmente inútil debido a factores especialmente llevados por la opinión de los demás.

La autoestima baja

Sugiere ineptitud, incapacidad, inseguridad y fracaso, son términos que acompañan a una persona con autoestima baja. Se trata de un estado de autoestima que debemos evitar en nuestro camino hacia la felicidad.  

 Lo ideal es mantener la autoestima alta y para ello existen una serie de técnicas.

Hay que tener muy claro que la autoestima se puede mejorar, aumentar y que no solo se puede, sino que se debe. Porque los problemas de autoestima no afectan solo a al desarrollo personal, se observan en todos los ámbitos de la vida, desde las relaciones sociales, hasta la vida sentimental, pasando por el ámbito laboral. Una autoestima baja puede llevarnos a un menor rendimiento en el trabajo, a una inseguridad personal que genere trastornos emocionales o a mantener relaciones de pareja dependientes y autodestructivas. Para evitarlo, es necesario con la rectitud que el caso amerita es necesario darle brillos a nuestra autoestima hasta que logremos llevarla a los niveles adecuados. Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo; merece estimarse a sí mismo y que se le estime.

 Todos tenemos una imagen mental de quiénes somos, qué aspecto tenemos, en qué somos buenos y cuáles son nuestros puntos débiles.

 Nos formamos esa imagen a lo largo del tiempo, empezando en nuestra infancia. El término autoimagen se utiliza para referirse a la imagen mental que una persona tiene de sí misma. Gran parte de nuestra autoimagen se basa en nuestras interacciones con otras personas y nuestras experiencias vitales. Esta imagen mental (nuestra autoimagen) contribuye a nuestra autoestima.

 Desde el punto de vista del psicoanálisis, la autoestima está íntimamente relacionada con el desarrollo del ego;​ La autoestima es además un concepto que ha traspasado frecuentemente el ámbito exclusivamente científico para formar parte del lenguaje popular.

 El budismo considera al ego una ilusión de la mente, de tal modo que la autoestima, e incluso el alma, son también ilusiones; el amor y la compasión hacia todos los seres con sentimientos y la nula consideración del ego, constituyen la base de la felicidad absoluta. En palabras de Buda, «no hay un camino hacia la felicidad, la felicidad es el camino».